Dr. Félix L. Elorza
Después de trabajar más de treinta años en histaminosis, vemos cómo las cosas van cambiando, vamos aumentando afortunadamente el conocimiento, pero también vamos notando un cambio sustancial en las actitudes de las personas que, si bien tiene una parte positiva, no está exento de daños colaterales.
Con estas líneas quiero expresar mi opinión sobre ciertos comportamientos, por si pudiera aclarar algunos conceptos y esto a su vez pudiera ser de utilidad para los afectados.
En la época incipiente (1980-1982) detectamos un mecanismo de liberación de histamina no alérgico, y progresivamente lo fuimos relacionando con síntomas muy prevalentes: primeramente con las cefaleas, posteriormente con estreñimiento y diarrea, y así sucesivamente fuimos acumulando otros síntomas basados exclusivamente en la observación objetiva, de aquí las bases firmes de nuestro conocimiento.
Pasados unos años, y ya con un conocimiento sólido en el tema, observamos dos tendencias: una muy clara formada por los médicos que desde el principio se comprometieron con este conocimiento porque día a día tenían resultados positivos, y otra formada por críticos cuyos comentarios de cara al enfermo demostraban estar ajenos al tema. Con el tiempo, el grupo de usuarios se fue incrementando y esto, junto con el boca a boca de los enfermos ha popularizado el tema. Cuando una cosa empieza a ser popular se corre el riesgo de que aparezcan en escena falsos remedios más simples, y éste es otro problema añadido que además suele ser el apoyo de los críticos.
En este maremágnum de opiniones, más el poder difusor de las llamadas redes sociales, se debaten los afectados. Son bombardeados por una gran cantidad de información, de opiniones, y lo normal es que entren en un estado de confusión.
Llegado a este punto, por regla general todo el mundo piensa que tal o cual alimento le sienta mal y trata de hacer una dieta por su cuenta, y éste es el punto de atención al que queríamos llegar. Por regla general, algunos enfermos pueden tener discretas mejorías pero prácticamente ninguno resuelve su problema, y lo que es peor, nos llegan para diagnóstico con unas dietas manipuladas que pueden inducir a imprecisiones diagnósticas.
Hay otro hecho importante que hace veinte o veinticinco años no ocurría, como es la cantidad de enfermos que llegan diagnosticados de intolerancia a la lactosa, pero que haciendo una dieta sin lactosa no suelen mejorar. Este año se ha presentado un trabajo en el congreso de SAEIA donde en un amplísimo número de casos (mas de seiscientos) se ve claramente que la intolerancia a la lactosa es, en la mayor parte de los casos, una consecuencia y no la causa de la enfermedad. La aparición de leches sin lactosa (que nos parece estupendo) junto con la presión mediática con las campañas publicitarias, han creado una confusión en los afectados y plantean problemas en el diagnóstico al haber hecho una dieta de exclusión anterior.
Algo diferente ocurre con la celiaquía, enfermos celiacos realmente hay pocos pero la enfermedad es muy popular con lo cual retiran con cierta frecuencia el gluten y para ello prescinden no del gluten sino de las proteínas de trigo, avena, cebada y centeno que son los cereales que llevan gluten, y claro, las proteínas de estos alimentos si pueden desencadenar una histaminosis. Si existiera el trigo sin gluten el problema sería el mismo que con la lactosa.
En resumen, a lo largo de estos años ha calado la relación alimentos-enfermedad y nos encontramos con diagnósticos de intolerancia a la lactosa que siendo correctos en la mayor parte de las veces no son la causa de los síntomas y la retirada de los alimentos que tienen gluten no siendo tampoco el gluten el responsable de los síntomas.
En conclusión: la retirada de alimentos no es aconsejable realizarla sin parámetros objetivos que lo justifiquen y siempre con un modelo previsto de evolución.
Los afectados han de pensar que sin su compromiso de comportamiento dietético los resultados pueden estar muy limitados.
Aunque el tema sea mucho más popular, los procedimientos diagnósticos y terapéuticos han sufrido pocos cambios.
Como cada año desde SAEIA, se organiza la catorce edición de nuestro ya tradicional congreso anual, este año enfocado a la Formación de restauradores, escuelas de hostelería y comedores colectivos. Se pretende con ello iniciar una formación para todos los profesionales de la hostelería interesados. Después del congreso se harán grupos de trabajo para que los hosteleros una vez formado contribuyan con su conocimiento al bienestar de las personas afectadas. Este programa tiene su fecha de inicio en este congreso pero seguirá durante varios meses, hasta que todo los profesionales estén formados. A todos los que sigan el programa de formación se dará el certificado correspondiente a esta formación. Empieza el 30 de noviembre 2024.